Tomar riesgos en el juego

El juego es una herramienta fundamental para el desarrollo de niñas y niños. Dentro de las múltiples formas de juego, el juego con riesgo ocupa un lugar muy especial. No se trata de exponer a los pequeños a peligros innecesarios, sino de permitirles explorar, asumir pequeños desafíos y descubrir sus propios límites de forma segura.

La investigadora noruega Ellen Sandseter describe el juego de riesgo como experiencias que combinan emoción, exploración y desafío físico o emocional. Estos momentos son vitales para fortalecer la confianza, la autonomía y el desarrollo integral de la infancia.

Sandseter propone seis tipos de juego de riesgo que nos ayudan a observar y acompañar mejor a los niños:

• Juego con gran altura: subir árboles, trepar estructuras o rocas desarrolla equilibrio, coordinación y autoconfianza.
• Juego a gran velocidad: correr rápido, deslizarse o andar en bici permite experimentar la emoción del movimiento y fortalecer el control corporal.
• Juego con elementos naturales: explorar cerca del agua, el fuego o terrenos rocosos enseña a respetar la naturaleza y evaluar riesgos.
• Juego fuera de la vista del adulto: esconderse o explorar nuevos espacios promueve la autonomía, la identidad y la orientación espacial.
• Juego brusco o de lucha: revolcarse, empujarse o jugar a pelear, siempre con límites claros y consentimiento, ayuda a desarrollar habilidades sociales, emocionales y de autorregulación.
• Juego con herramientas reales: usar martillos, palos o construir con materiales verdaderos fomenta la atención plena, la responsabilidad y el respeto por el entorno.

Acompañar estos juegos con presencia atenta, confianza y respeto por los ritmos de cada niño permite que el aprendizaje sea genuino y profundo. Volver a confiar en el juego es también volver a confiar en las enormes capacidades de la infancia.

En Recrea celebramos el movimiento libre, la curiosidad y el juego como pilares del desarrollo saludable.